La hemorragia de accidentes mortales en España no cesa, atribuidos sistemáticamente por familiares de los conductores al mal estado de las carreteras o, desde luego, a la mala suerte. Las investigaciones oficiales, sin embargo, apuntan a exceso de velocidad –mal común a la enorme mayoría de los conductores españoles- y a las distracciones al volante, en muchos casos unidos al hecho de no llevar puesto el cinturón de seguridad. La aparición del carné por puntos parece haber frenado algo la sangría, pero no así la reforma del Código Penal que entró en vigor el 2 de diciembre del 2007. Así pues, parece que la vía represiva se impone sin que exista una amplia conciencia ciudadana de que los tiempos han cambiado.
En efecto, en los siete meses de nuevo Código Penal la Justicia ha dictado 26.820 condenas por delitos de tráfico, el 90% por alcoholemia. 4.849 personas fueron sorprendidas y sancionadas conduciendo sin carné. 230 de esas condenas tenían como causa ir a más de 200 por hora en autopista, más de 180 en carretera convencional o más de 110 en ciudad. Además, un centenar de conductores han entrado en prisión por “multirreincidencia” o por haber causado siniestros de “singular” gravedad. Es decir, casi cada dos días un español entró en la cárcel por delitos de tráfico, pero, relativizando, sólo es el 0,26% del total de condenas.
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