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Acabemos con la violencia contra la mujer: cambiemos la sexista ley de divorcio

noviembre 25, 2009

Hoy es el día contra la violencia de género, dicen los incultos a los que se le llena la boca de extranjerismos cuando en español hay expresiones de sobra para designar lo mismo. O sea, en román paladino, el día internacional contra la violencia ejercida sobre la mujer. Una jornada dedicada a algarabías varias, lamentos mil y, sobre todo, confusión, mucha confusión. Y como hay que evitar el axioma (de origen nazi: lo inventó el siniestro Goebbels, máximo responsable de la propaganda de un régimen que llevó a los judíos al Holocausto y al mundo entero a la guerra) de que una mentira repetida mil veces se coniverte en una verdad, conviene aprovechar la jornada para insistir en unas cuantas reflexiones.

La primera de ellas es que no cualquier violencia es repudiable. A veces se trata de un mal menor. Por ejemplo, la violencia defensiva. Hasta la conservadora Iglesia católica comprende que un pueblo se alce en armas en caso de genocidio. Así pues, no toda violencia merece la condena automática. Y no hace falta poner ejemplos.

La segunda, que, aparte ese escenario, la mayor parte del mundo civilizado -y el administrador de este blog el primero- repudia la violencia física ejercida en el ámbito de la familia, por lo general contra la mujer.

La tercera, que ese repudio hay que extenderlo siguiendo los criterios que instaura la Revolución Francesa y que dan lugar a lo que conocemos como Derechos Humanos: sin discriminación de sexo, color, raza o religión. Es decir, tanto hay que combatir la violencia contra ellas como contra ellos. El administrador sabe de lo que habla puesto que sufrió en carne propia, y en tres ocasiones, esa violencia sexista doméstica (obviamente, no con su actual pareja), sin que le dé más importancia que la de un lance del juego como se lleva una patada un futbolista, que salió al campo a dárselas al balón, no al adversario.

La cuarta, que, visto que existe tanta concienciación en el tema, sería bueno emprender acciones decididas en ese sentido y exigir que una ley profundamente sexista como la comúnmente denominada de Violencia de Género debe ser abolida de inmediato en un país democrático, en cuanto hace distinciones entre uno y otro sexo. Si la ley estuviera redactada en el sentido opuesto -sancionar y castigar más a las mujeres que a los hombres por una misma acción- el mundo entero (el civilizado) estaría clamando al cielo. De hecho, existió en el franquismo (se sancionaba con cárcel a la mujer adúltera y se dejaba en total libertad al hombre).

La quinta, reconocer el fin de una tendencia retrógrada como es el multiculturalismo y que lleva a respetar las costumbres y tradiciones de aquellos que se asientan en los países desarrollados buscando una vida mejor que en los propios. Una cosa es el respeto por sus derechos laborales y cívicos (que este administrador reclama con la máxima energía) y otra el ampararse en esas tradiciones y costumbres para minusvalorar a la mujer, obligarla a cubrir la cabeza (caso de los musulmanes) o practicar ablaciones de clítoris. La única respuesta es la represión inmediata sobre los actantes responsables (hombre en unos casos, mujer y hombre en otros) y la intensificación de esfuerzos para la integración y asimilación posterior de los que llegan de fuera a trabajar.

La sexta, celebrar que España se encuentra entre los países donde menos se ejerce violencia contra la mujer, si bien ellos no debe transformarse en la acomodación a una situación que siempre es, y debe ser, mejorable.

La séptima -y última, aunque está claro que se puede seguir- indagar con seriedad en las causas de la violencia. Las estadísticas en España son secretas de facto. Hay que saber -porque así se podrá investigar y debatir, y en suma, avanzar- qué importancia tiene la extracción social de los agresores, cuál es la distribución por profesiones, cuáles son las edades más conflictivas, en qué zonas, qué tanto por ciento de inmigrantes están implicados en casos de violencia doméstica, cuál es el censo de asociaciones que luchan contra la violencia contra la mujer, cuál es el censo de asociaciones que luchan contra la violencia contra el hombre, qué influencia tienen en todo ello los videojuegos y, sobre todo, hay que estudiar lo que parece que es uno de los detonantes: la ley de Divorcio.

En efecto, una ley de Divorcio tan profundamente sexista que se convierte en un próspero negocio para las mujeres, que permite que los hombres sigan pagando casi todo su dinero -y que una década después del divorcio no puedan comprar sin temor un coche mejor que el que tenían, por ejemplo- hasta que los hijos se independiecen (¿qué quiere decir eso en tiempos de crisis? La media antes de la crisis era los 28 años) mientras en toda Europa se paga hasta los 18, mayoría de edad, tiene que ser denunciada por mujeres y hombres y retirada cuanto antes. Si es que se quiere reducir la violencia contra la mujer, claro. Si de lo que se trata es de practicar el plañiderismo en un día como hoy, ese ya es otro cuento. Y ahí no va  a encontrar nadie a este administrador.

Lenguaje sexista

noviembre 23, 2009

Me han mandado una de esas circulares que inundan internet y los correos electrónicos. No suelo hacerles caso, con excepciones. Este es una de ellas, que reproduzco textual cortando párrafos enteros porque es larga. Conste: estoy totalmente de acuerdo:

En castellano existen los participios activos como derivado de los tiempos verbales. El participio activo del verbo atacar es «atacante»; el de salir es «saliente»; el de cantar es «cantante» y el de existir, «existente».  ¿Cuál es el del verbo ser? Es «el ente», que significa «el que tiene entidad», en definitiva «el que es». Por ello, cuando queremos nombrar a la  persona que denota capacidad de ejercer la acción que expresa el verbo, se añade a éste la terminación «-nte».

  Así, al que preside, se le llama «presidente» y nunca «presidenta»,  independientemente del género (masculino o femenino) del que realiza la acción. De manera análoga, se dice «capilla ardiente», no «ardienta»; se dice «estudiante», no «estudianta»; se dice «independiente» y no «independienta»; «paciente», no “pacienta»; «dirigente», no «dirigenta»; «residente», o «residenta”

 …  os propongo que paséis el mensaje a vuestros amigos y conocidos, en la esperanza de que llegue finalmente a esos ignorantes semovientes (no «ignorantas semovientas», aunque ocupen carteras ministeriales).

 Lamento haber aguado la fiesta a un grupo de hombres que se habían asociadoen defensa del género y que habían firmado un manifiesto. Algunos de los firmantes eran: el dentisto, el poeto, el sindicalisto, el pediatro, el pianisto, el golfisto, el arreglisto, el funambulisto, el proyectisto, el turisto, el contratisto, el paisajisto, el taxisto, el artisto, el periodisto, el violinisto, el taxidermisto, el telefonisto, el masajisto, el gasisto, el trompetisto, el violinisto, el maquinisto, el electricisto, el oculisto, el policío del esquino y, sobre todo, ¡el machisto!

Galicia Bilingüe se manifiesta y un ciudadano acaba en urgencias

febrero 8, 2009

En este país donde o se es blanco o se es negro, el carajal que se montó en Santiago de Compostela con motivo de una manifestación de Galicia Bilingüe va a situar de manera automática al personal en el sí o en el no. En los extremos, vaya. Añado unos elementos de reflexión:

1/ Galicia Bilingüe (o Perico de los Palotes) tiene todo el derecho del mundo a manifestarse pacíficamente en Santiago o donde le dé la gana. No es obligatorio coincidir con sus postulados ni lo contrario.

2/ En un Estado de Derecho no es de recibo que nadie reviente una manifestación como intentó hacer un grupo de personas a las que algún reputado articulista gallego tilda de nazistas. Podría entenderse en casos muy concretos que no es cuestión de analizar, pero no cuando quien se manifiesta es un grupo de ciudadanos para expresar una idea democrática.

3/ Nadie tiene la verdad absoluta: ni Galicia Bilingüe, ni los independentistas, ni usted, ni yo.

4/ Hay un manifestante del grupo radical que está en urgencias por los golpes recibidos por la policía. De confirmarse esto, hay que exigir responsabilidades a quien mandaba la unidad de la policía y al o los agentes que causaron esas lesiones. Si la policía no está preparada para intervenir si no es enviando a los ciudadanos a urgencias, vayamos haciéndonos cruces. Esto sería intolerable en cualquier país civilizado. Debe abrirse una investigación imparcial (no sólo de la propia policía, claro está).

ACTUALIZACIÓN 20.45. La Voz de Galicia ha colgado en su página web un vídeo en el que se ve, con total claridad, que la policía permitió a quienes, a cara descubierta, con cartulinas en las que expresaban su demanda y dando gritos, siguieran con su manifestación, convocados por Galicia Bilingüe. Y a quienes acudieron a la contramanifestación, a cara descubierta, sin violencia alguna, dando gritos y con cartulinas en las que expresaban su demanda los golpeó sin provocación previa, de manera gratuita que a algunos nos han recordado la violencia del franquismo y sus fuerzas del orden. Además, algunos de los contramanifestantes fueron detenidos brutalmente sin que opusieran resistencia y uno de ellos (al final del vídeo), cuando está quieto y tirado en el suelo, es golpeado en las piernas por un funcionario. En los tiempos del franquismo a esos policías les obsequiábamos con calificativos como «carniceros». Igual que se merecen ahora.

Estoy en el norte de Europa. Aquí, en estos países democráticos, eso es sencillamente imposible. O, si sucede, la policía tendrá que atenerse a las consecuencias por haberse inclinado de manera clara por unos manifestantes en detrimento de otros.

«Harre, burro!»

febrero 6, 2009

Me comenta un amigo, profesor de Lengua Española en un instituto, que cada vez se escribe peor, y lo achaca a una docena de causas. Entre los ejemplos que me cita está un «¡Harre burro!» que dejó, negro sobre blanco, uno de sus alumnos. Lo dice por esa «h» inicial, claro.

Había que ser diplomáticos y lo fui: el alumno tenía razón… relativa. Porque en la Edad Media así se escribía, y tal cual aparece en, por ejemplo, Juan Ruiz (siglo XIV).

Otra cosa es que el alumno lo supiera. Yo creo que, simplemente, no hizo un acto de erudición, sino que cometió una falta de ortografía.

Bofetadas y bofetones

enero 21, 2009

Dice Pancracio Celdrán, que de eso sabe mucho, que bofetada proviene de bofete, «y en última instancia del verbo bofar con el significado de soplar«. En documentación del siglo XV ya se citan bofetadas, aunque bofetón es posterior, y el mencionado autor habla de 1547.

Así que a Pancracio Celdrán le corresponde el mérito de contestarle a la profesora danesa que me ha preguntado, no a mí.

Ojo: hay que decir «la junta directiva», no «los directivos»

noviembre 6, 2008

Empeñados en la al parecer imparable locura de matar moscas a cañonazos, labor prioritaria aunque el mundo se derrumbe a su alrededor, la Xunta de Galicia libra dura batalla para intentar que el lenguaje que se emplea en el deporte no sea sexista, asunto serio donde los haya. Para tan alta misión acaba de publicar la Guía de linguaxe non sexista no deporte, título en idioma gallego que no necesita traducción. No lo tengo en mis manos (aún), pero referencias periodísticas dicen que recoge propuestas tan interesantes como el que se use expresiones que no contienen distinción sexista. ¿Un ejemplo? No diga usted «los directivos del Real Madrid se llevaron las manos a la cabeza al ver como Del Piero marcaba el segundo gol de la Juve», porque, aunque esos directivos sean todos hombres (o no), procede decir «la junta directiva». ¿Qué se pretende con ello? «Utilizar un lenguaje que haga visible a las mujeres en el mundo del deporte». ¡Faltaría más! ¡Y Gemma Mengual sin saberlo!

Desde luego, prometo con la mano en el corazón que cuando, como ayer, oiga insultar al nefasto árbitro holandés que dirigió el Real Madrid-Juventus con un castizo y deplorable «¡Hijo de puta!» pienso animar al interfecto para que a la siguiente ocasión diga «¡Hijo de puto!». Y si dice «cabrón» (otra deploraba costumbre hispana), que en la siguiente ocasión utilice el femenino. Y aquí paz y después gloria.

PD/ Hace unos meses, en un congreso en Ourense sobre el Camino de Santiago, desde el estrado hubo también una simpática reivindicación: «No digamos home viator para referirnos al peregrino, sino homen et muller viatores» (aunque temo que mi latín no sea bueno). Sin palabras/os ni comentarios/as

Dar el pego

septiembre 23, 2008

Nueva pregunta desde el norte de Europa: qué es eso de dar el pego. Me viene al pelo un articulito del especialista (yo no lo soy) Pancracio Celdrán, que recojo textualmente:

¿De quién se dice que «da el pego»? A quien engañan con arte o a la persona de cuya confianza y credulidad se abusa para obtener algún beneficio decimos que «le dan o le han dado el pego», es decir: lo han engañado. Es frase del juego de naipes alusiva a la trampa consistente en pegar dos cartas. En el opúsculo publicado en 1898 por Florentino Andueza, titulado «El juego del monte y sus treinta trampas o secretos», se describe esta fullería consistente en juntar los naipes.

Rufián

agosto 27, 2008

«¿Qué es un rufián?». La pregunta la hace una profesora de español de Suecia. Y copio literalmente lo publicado al respecto en abril de este año en la revista de mayor difusión en España (aunque no es la única opinión):

Llamamos «rufo» o «rufián» al chulo de putas, al hombre que vive de las mujeres. Juan Corominas remonta la antigüedad del vocablo al siglo XIV; cree que pudo decirse de latín «rufus» = pelirrojo, por la prevención moral que existió contra los hombres de ese color de pelo y por la costumbre de las rameras romanas de utilizar pelucas rojas. Pero quizás sea excesivo remontarse tan atrás si se atiende al germánico «ruffer» = alcahuete, ocupación principal del rufián.

Para reírse un rato

agosto 22, 2008

Un alto en el camino. Todo el mundo mete la pata alguna vez, pero esta del teletexto semeja gloriosa: todo un ejemplo para los estudiantes de Periodismo. Toca reírse… y gracias, Nacho de la Fuente.

Pesquis o pesquís

agosto 12, 2008

Aunque más de uno cree que del caló pesqui (sagacidad) deriva tener pesquis (o pesquís), la mayoría de los filólogos se inclinan por pensar que el latín perquirere (rebuscar) dio pesquerir (investigar, averiguar), verbo este que sí aparece en el castellano antiguo. Y de pesquerir saldría pesquisa y pesquis. Una persona que tiene pesquis es que las pilla rápido, entiende, es perspicaz, aguda.